Los relatos de rollo 80

"Qué tarde la de aquel día del 89"

   Aquella tarde salía del colegio super contento. La clase de dibujo era la última del día. Minutos antes de terminar me preparé la mochila, habiendo recogido antes los lápices Alpino metiendolos en su caja a presión y los dibujos horribles que había creado. Ya tenía localizada mi chaqueta en el colgador. Sonó la campana y eché a correr cogiendo la chaqueta equivocada y cayéndome al suelo antes de cruzar la puerta.  

   Tras superar el bochorno de mis compañeros riéndose de mí, salí disparado hasta el lugar de trabajo de mis padres. Ya iba solo por la calle desde hacía unos meses. “Hoy me toca regalito” no paraba de pensarlo desde que me desperté aquel día. No sabía que sería, pero yo estaba entusiasmado, como si vinieran los Reyes Magos. Con doce años tenía la ilusión de un niño de cinco. 

   Para frenar mi entusiasmo, el negocio de mis padres estaba lleno de clientes cuando llegué y no podían estar por mí. No entendía qué pudiera existir nada más importante que darle a tu hijo cien pesetas para la merienda y entregarle su regalo de cumpleaños. Era jueves tres de noviembre de 1989 y yo quería merendar y el regalo que me pertenecía. 

   Decidí enfadarme e ir a dar una vuelta por el barrio con mi bici. Era una BH roja a la que cuidaba super bien. Aunque años después me di cuenta que dejarla tirada de cualquier forma en el suelo para aparcarla no era la mejor forma de conservarla. Tampoco lo era no parar de darle pelotazos cuando mi amigo Agustín y yo la usábamos como portería. Siempre iba llena de barro, la verdad es que no la limpiaba muy a menudo, eso lo hacía mi madre de vez en cuando. Pero quitando estos detalles insignificantes, la cuidaba bastante bien. Me duró unos tres años en total.  

   Me fui a dar una vuelta, era el barrio de Gracia y ya me conocía todas las calles. Sabía cuáles eran los lugares con menos tráfico y por donde pasar para cruzarme con la chica que me gustaba. Llegué a la plaza del Sol, esperé delante del portal donde vivía Sandra, pero no la vi, ya había esperado demasiado y a los cuatro minutos de estar allí, me fui pitando. 

   Regresé con mis padres, eran las seis y un minuto de la tarde y yo sin merendar y sin regalo. Al girar la esquina allí estaba mi madre, de pie en la puerta de la tienda, un poco seria.  

   – ¿Dónde estabas? – me dijo en tono furioso.  

   ¿Dónde estaba? ¡pues intentando divertirme por ahí el día de mi cumple!  

   Sin darme tiempo a contestar, entré en la tienda y, al minuto, apareció junto a mi padre y mi amigo Agustín, cantándome a coro el cumpleaños feliz, mientras me acercaban un pequeño pastelito de chocolate con doce velas encendidas. ¡Qué vergüenza que pasé!, quería que aquello acabara cuanto antes. Esa cancioncita ni me gustaba entonces ni me gusta ahora, pero tenía que aguantar y tragarme aquel momento. También prefería mi merienda de siempre, la de cada día, sobre todo porque con la merienda regalaban los Toi y los estaba coleccionando. Muchas cosas tenía yo que aguantar. Y, ¡Por fin!, mi regalo. Un papel con cuadritos de color azul y negro envolvía una caja misteriosa para mí. No era muy grande, pero… Abrí con delicadeza el envoltorio rompiendo sin querer el papel por varios lados y ahí lo vi. Con auriculares y todo. Mi primer walkman. De la marca Aiwa. No me lo podía creer. Era rico de repente. Tenía muchas cintas que solo podía escucharlas o en casa o en los coches que mis padres vendían y ahora, podía ir por la calle escuchando mi música preferida, ¡Increíble! ¡Pura magia! Allí seguía mi amigo, mirándome atento y yo no sabía cómo decirle que gracias y que ya podía irse a su casa que tenía deberes que hacer. Ju ju ju, deberes. Sí, sí. Vale Agustín, gracias por estar ahí, pero hoy no me va bien jugar a ser Oliver y Benji. Quedamos otro día, ¿vale? Y hasta se fue contento, supongo que por mí.

Walkman años 80

   Pues no habéis pensado una cosa. O sí, pero os lo diré por si acaso no se os ha ocurrido. ¡Mi primer walkman no tenía pilas! me di cuenta cuando mi amigo se había marchado. Y mis padres estaban ocupados de nuevo. Estaba casi como antes. Sin mi merienda y con un walkman sin poder usar. Sigiloso pero nervioso, me acerqué a mi padre y le solté en medio de la conversación con un cliente: 

     -Perdón, pero es importante papa. Lo siento mucho por interrumpir. 

   Y el señor que hablaba con mi padre sonrió y dijo que claro que debía ser importante, que esperaría. Le pedí dinero a mi padre para comprar pilas y me dio doscientas pesetas, ¡Quédate con el cambio! le oí gritarme cuando yo ya salía corriendo de la tienda. Aún sospecho a día de hoy, con cuarenta y dos años, que quiso deshacerse de mi durante un rato, por eso me dio rápido el dinero. No sé… 

            Pues las cuatro pilas costaban cien pesetas y dos Bollycaos cien pesetas más. Vaya alegría. Me lo gasté todo. 

            Cogí de nuevo mi bici hasta llegar a un callejón. Abrí mi merienda verdadera, saqué el cromo, era el Toi Tudiando, claro, como yo. Ni me bajé de la bici para saborear ese delicioso bollito relleno de chocolate. Rápidamente abrí el otro envoltorio sólo para sacar el cromo, en esta ocasión me tocó el Toi Felí, ese sí que fue un acierto.

   Guardé el segundo Bollycao, lo puse en la parte de atrás de la bici, esa parte que aún no sé cómo se llama. Pero se aguantaba bien entre los hierros aquellos. Puse las pilas en el walkman, me coloqué los auriculares. Abrí el porta cassettes e introduje el Max Mix 2. Presioné la tecla del play y…  

            ¡Indescriptible! Arranqué con los pedales y parecía que mi sonrisa iba a estar ahí para siempre, de forma permanente. Aquellos cantantes y yo volábamos al subir por la calle Torrent de l’Olla. ¡Qué bien se escuchaba y qué sensación de felicidad! Era el mejor regalo que me habían hecho nunca. Algo novedoso en mi vida, como si hubieran traído aquel aparato del futuro exclusivamente para mí, para poner mi música allá donde fuera. ¡Increíble!   

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Ines
Ines
2 Años Hace

Enhorabuena!! Has hecho que mi camino de vuelta a casa en el bus haya sido súper guay!! Me has hecho transportar a mi infancia. Que buenos recuerdos
Eres un crack
Muchos besitos, eres especial

Carmen G.
Carmen G.
2 Años Hace

Muy bueno el relato del Walkman!!

Susana
Susana
1 Año Hace

Me has transportado durante un rato a mi infancia,qué buenos recuerdos!.Gracias.

Ascen
Ascen
1 Año Hace

Está genial, Carlos!!!
Me has hecho muy feliz y mientras leía tu relato, se me dibujaba una sonrisa, y ya con las canciones del Max Mix 2 ni te cuento, los pelos de punta!!!
Gracias por recordar esos momentos de aquel año!!!
Un besazo enorme!!!