La aplicación
La aplicación
La cuenta atrás ya estaba en marcha aquella noche de invierno de 2019. La aplicación de los sueños marcaba los ciento cuarenta minutos que había programado. Me hallaba de nuevo inmerso en un lienzo completamente en blanco, todo, incluidos mis pensamientos. Nada en el espacio, nada en la mente. Estaba levitando como tantas otras veces y quería hacer algo inolvidable que me despidiera definitivamente de esta locura que suponía poder soñar lo que quisiera. Pensaba en aprovechar la ocasión de poder conseguir cualquier cosa que me propusiera en este mundo de mentiras. El mundo de mentiras es como llamo al mundo de los sueños. Y en los sueños puedo hacer lo que quiera. Sí, lo que yo quiera gracias a la aplicación “Creador de sueños”
La opción de poder soñar lo que quisiera me dio aquella noche la posibilidad de darme una vuelta por los años 80. Concretamente por una noche de fiesta en el año 1980. Un 9 de octubre, el mismo día en que inauguraron la famosa discoteca “Studio 54” en Barcelona. Ese fue mi plan.
La aplicación era muy fácil de usar, pero casi nadie sabía que existía. Bueno, a día de hoy tampoco se conoce mucho. Al empezar a utilizarla me volví loco pensando qué cosas hacer y empecé por darme una vuelta por Barcelona. ¡Qué pasada!, recuerdo que se deshizo el blanco del lienzo y apareció la Barcelona lluviosa que tanto me gusta. Pensé en hacerme invisible y se lo pedí a la aplicación, no había jugado nunca con esa opción y me apetecía tanto…, que fue deseado y concedido al momento. No veía mucha gente por las calles, supongo que debido a la lluvia.. Pero me moría de ganas de comprobar si funcionaba la invisibilidad. Volé por el cielo barcelonés durante unos segundos y decidí mirar por las ventanas de los edificios a ver si alguien podía verme. Sí, también podía volar. “Como me vean se van a asustar”, pensé… Pero sabía que no debía preocuparme por eso. En ese “mi mundo” es como si tuviera permiso para todo, podía añadir mis locas fantasías, aunque unas podrían cumplirse y otras no…
Me detuve en un balcón y una voz interior empezó a narrar mi propia escena…
“Aquí hay alguien, se escucha música por esa ventana abierta. Mmm, música de Tears for fears, me encanta. Voy a ver. Vaya, que bien se lo pasa bailando. Qué mujer más bonita. Y creo que no me ha visto. Voy a entrar… Tiene los ojos cerrados, uy. Espero que cuando los abra no me vea tan cerca. Me gusta cómo se mueve, me encanta…Bailaré con ella. Por el espejo veo su cara, está contenta. A ver, ha abierto los ojos. Veo que tiene los ojos de color marrón y le quedan muy bien con esa media melena rubia. Me gusta… Esperaré que se gire. Ahora, uf, qué sensación, no me ve. Vale.
¿Será verdad? Lo que sospechaba, traspaso su cuerpo como si fuera aire de colores. Voy a probar a meterme dentro de ella como en las películas. Nada, no pasa nada. Bueno, ya he probado que la invisibilidad funciona, me voy.»
Retomé mi noche… quedaban todavía ciento dieciocho minutos y cuarenta segundos. Podía pensar que mi sueño acababa de empezar…
Me asomé a la ventana y recorrí algunas horas del día hacia adelante, añadí la luna y algunas estrellas. En definitiva, aparté la lluvia y borré el sol y Barcelona se vistió de noche perfecta. De una noche de los ochenta, toda para mí.
Vaya lío me hice, nunca se me ha dado bien decorar el espacio. Pero me apetecía estar en la noche e ir a una discoteca donde pusieran solo música que a mí me gustara.
Apareció de golpe un edificio con forma de letras que decían… “Rollo 80”, totalmente iluminado con luces de neón que iban cambiando de color. Las dos oes y el cero eran ventanales gigantes y se podía observar las sombras de la gente bailando. Las tres gigantes ventanas iban cambiando de color, como si entre ellas se los intercambiaran cada dos segundos. La primera ventana aparecía de color violeta con las sombras de los que bailaban en forma de siluetas negras. La segunda con un rojo magenta y la tercera con un verde esmeralda. A los dos segundos se intercambiaban entre ellas y así continuamente. La entrada principal se hallaba en las dos eles, y la erre y el ocho parecía ser la estructura que aguantaba todo. Era en verdad la entrada de Studio 54 pero yo la veía con otra forma.
En la entrada había mucha gente esperando y decían que el aforo estaba completo. Pude acercarme y vi un letrerito que ponía aforo para 1980 personas. Joder exclamé, pedazo de discoteca y estaba llena. Saqué la aplicación y me advirtió que la invisibilidad había finalizado, ¡Vaya mierda! grité, pero se me ocurrió otro plan de esos que tanto me gustan. Entonces apareció en la pantalla una rueda virtual. Todo lo que pensaba ya me lo preparaba automáticamente la aplicación. Solo tenía que ejecutar cualquier plan que tuviera. ¿Disminuir los asistentes de la discoteca Studio 54? Eso me preguntó la aplicación con una rueda virtual, y deslicé el circulo hacía la izquierda para disminuir los asistentes que se encontraban dentro. Concretamente a quinientos hombres. Me estaba portando mal, lo sé. Pero el poder era mío. Todos los que estábamos esperando fuera pudimos entrar, pero aun así costaba caminar tranquilo por el interior, por no decir que bailar era imposible.
Estaba sonando “She drives me crazy” de Fine Young Cannibals y me emocioné. Qué bien se escuchaba y la iluminación era genial con cientos de paneles de neón y videos ochenteros. El ambiente era muy bueno, pero no se podía bailar tranquilamente. Así que actué rápido e hice desaparecer a trescientas personas más. Ahora sí podía divertirme. Miré la aplicación y me quedaban cien minutos y dos segundos. Genial.
El DJ era muy bueno con las mezclas, eso se notaba en las tonalidades de cada tema unido al siguiente. Me gusta su estilo…Pero… Me sentía solo. Pensé que me encantaría que apareciera la chica de mis sueños, la que a veces me he encontrado por este mundo de mentiras, la que deseo desde que era un niño. La aplicación empezó a vibrar y me mandó un mensaje…
“La mujer de tus sueños era la que estaba bailando en su casa que dejaste de mirar hace doce minutos, pero estará aquí en dos minutos. Has hecho desaparecer a ochocientas personas en esta sesión, ten cuidado porque el máximo permitido es de mil personas en cada sueño. A partir de ahí solo se pueden hacer desaparecer gente jugando al modo “Quién es quién”
Vaya tela, uno de mis juegos preferidos de niño.
Pensé en eliminar doscientas personas más lo antes posible, antes de que ella viniera, eso hice y esperé los dos minutos. Así pude pasar a la acción y activé el “quién es quién” para empezar a jugar.
La aplicación me marcaba que la asistencia en la discoteca estaba todavía en mil setenta y dos personas. A grosso modo todo cuadraba, mil novecientas ochenta personas que había al principio menos mil que hice desaparecer eran novecientas ochenta, más el mogollón que entramos cuando dejaron pasar, más la mujer de mis sueños que ya ha tenido que entrar… pues todo bien.
Empezó a sonar la canción “99 red Ballons” de Nena y me di cuenta de que era una actuación en directo, que ilusión me hizo, viviendo un directo de Nena. Su voz del principio con la letra en alemán me puso los pelos de punta y me paralizaron. No me cuadraba el año con las canciones que sonaban, pero como era mi sueño me daba absolutamente igual. Con una sonrisa enorme empecé a quitar gente de mi vista.
La primera opción que escribí fue:
“Que desaparezcan todas relaciones que haya en parejas”
Justo cuando apreté el botón verde para que hiciera efecto, la música, las luces y las personas se ralentizaron. Hubo un segundo de oscuridad por los efectos de las luces y se reanudó todo a ritmo normal. No note mucha diferencia.
La aplicación marcaba…
“La asistencia en la discoteca es de 1050 personas”
Pues sí, solo había veintidós parejas en la disco, increíble. Yo había conseguido como si no hubieran venido esa noche.
La segunda opción que escribí fue:
“Que desaparezcan todos los hombres”
Se ralentizó todo como antes con oscuridad incluida y al despejarse todo no noté nada distinto.
La aplicación marcaba:
“La asistencia en la discoteca es de 985 personas”
Vaya, sí que había poco hombre pensé. Pero era normal, aparte de que había eliminado a más de quinientos antes de entrar, también me encontraba en mis profundidades mentales.
La tercera opción que escribí fue:
“Que desaparezcan las mujeres que nunca hablarían conmigo en ninguna circunstancia”
La aplicación marcaba:
“La asistencia en la discoteca es de 984 personas”
Qué fuerte, solo había una mujer en la fiesta que nunca hubiera hablado conmigo, pobrecito de mí. Creo que he desaprovechado una opción.
La cuarta opción que escribí fue:
“Que desaparezcan todas las mujeres con tatuajes que no están a la vista…»
La aplicación marcaba:
“La asistencia en la discoteca es de 983 personas”
No me lo podía creer, solo una con tatuajes escondidos, empezaba a sospechar de mí mismo y de mi conciencia. Y de repente la aplicación me alertó de algo:
“¡Solo te queda una acción más! No la desaproveches!”
Me estaba agobiando, todavía quedaban casi mil personas, no había conseguido casi nada y solo me quedaba una posibilidad, pero yo conocía algo de ella y fui listo…
La quinta opción que escribí fue:
“Que desaparezcan todas las mujeres que tengan el pelo moreno, pelirojo, verde, azul o muy largo, las que tengan más de cuarenta y cuatro años o menos de treinta y ocho, las que no tengan los ojos marrones, las que midan menos de un metro sesenta y nueve, las que no sepan tocar bien el piano, y ya de paso las que no les guste mi personalidad”
Apareció el color verde en la pantalla en la aplicación y la cantante Nena, acababa su última frase de la canción en forma de a capela. Fue en ese instante cuando pulsé…
La acción fue de lo mejor que me ha pasado en la vida. Esta vez la cámara lenta perduró unos segundos más, primero para hacer desaparecer a casi todas las personas entre los flases y segundo para mostrarme a cinco mujeres que fueron apareciendo una a una entre luz encendida y luz apagada. La primera era una mujer con ojos marrones mirándome fijamente. La segunda que apareció era una mujer morena y sonriendo, con el pelo largo y rizado. La tercera mujer que apareció llevaba un vestido verde y largo y se sentó frente a un piano. Esta última, mientras me miraba le caían unas notas musicales desde el techo hasta posarse en su atril. Empezó a tocar muy lentamente las notas de aquella melodía que me encantaba.
Al instante fue cuando empezó a sonar la música en la discoteca. Era la canción “Hungry eyes” de Eric Carmen, la misma que ella estaba interpretando. Desapareció y apareció delante de mí a un palmo de distancia la mujer que había visto bailando una hora antes en su piso. Se apagó la luz y ya no vi nada más. La música seguía sonando y noté que me tocaban el hombro desde atrás. Una mujer me dijo: Hola…
Se encendieron las luces y allí estábamos solos. Era ella y por fin la tenía cara a cara.
Le acaricié las manos y no podía parar de mirarla, ella hacía lo mismo. Tuve en ese momento un estado de emoción muy fuerte. Era una mezcla de ilusión y rabia que hizo que todo a nuestro alrededor se derrumbara. La cogí bien fuerte y nos elevamos dirección al cielo con la canción acompañándonos. La canción lo decía todo por nosotros…
“Hace tiempo que quiero contarte que
lo que siento no se apagará.
Te miro y sueño
que esta noche eres mía.
Tengo la mirada puesta en ti
Con estos ojos hambrientos.
Te miro y no puedo ocultar que
Tengo los ojos hambrientos.
Siento la magia entre tú y yo
Quiero abrazarte, escúchame…
Quiero enseñarte de qué trata el amor
Esta noche cariño…
Ahora tengo la mirada puesta en ti
Necesito que veas que
este amor está escrito
Con estos ojos hambrientos”
Quería estar a solas con ella y la canción. Seguimos dirección hacía las estrellas atravesando la esfera de la tierra y traspasando universos jamás explorados por el ser humano. La canción, la mujer de mis sueños y yo, nos mezclamos en el espacio de la nada y del amor. No quería que ese momento acabara nunca, quería hacerme viejo a su lado, pero me despertaron…
Ahora, tres semanas después de aquel sueño puedo escribir estas palabras. Mi familia me rescató en mi cama casi muriéndome. Había desparecido del mundo real ocho días, Me he recuperado, pero me he metido en un lío. Casi muero, pero quiero más. Quiero volver a entrar, quiero volver a verla. Quiero volver a usar la aplicación que crea sueños, no puedo parar de pensarlo. Tengo que volver, tengo que continuar con mis sueños de amor en una ciudad vestida de los 80.
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¡¡¡¡ Sería fantástico pasearse una noche por los 80!!!! (O dos 😆😆😆)
SIIIIIIIIIII. sería genial jaja. Gracias por comentar.
Yo quiero está aplicación jajajaj
Hey, Siiii